El viernes 7 de agosto concluyó el Taller Anual de Proyectos, actividad curricular anual de autoevaluación institucional, en la que se desarrolla un taller intensivo de proyecto cuyo objetivo es la verificación de los contenidos y las competencias que los estudiantes disponen efectivamente.
Propuesta de los alumnos Guadalupe Butto y Felipe Darder
Este taller es voluntario, es decir que funciona como un espacio curricular optativo, que estimula y reconoce la participación de los alumnos con créditos académicos, en el marco de los estándares fijados por la Res. 328/13 CD.
En su edición 2015 se inscribieron 50 estudiantes, todos pertenecientes al segmento que cursa Análisis Proyectual II. 35 de ellos concluyeron el taller, y de estos, 24 lo promovieron, es decir, acreditaron las competencias esperables en un alumno que transita ese tramo del Plan de Estudios.
Considerando que el TAP se viene desarrollando en cada edición durante la semana de consultas que media entre el quinto y el sexto turno de examen, y que el total de alumnos inscriptos en Análisis Proyectual II es 565, el porcentaje de participación es siempre bajo, de donde la muestra nunca es lo suficientemente representativa. Y a eso se debe agregar que la muestra reúne a estudiantes que, mayoritariamente, son los que tienen dedicación plena a la carrera. Y otro dato significativo es que de los 35 alumnos que concluyeron el taller, 31 eran mujeres. A diferencia del ACCEDE, el instrumento que utiliza la CONEAU en los procesos de acreditación para analizar los contenidos y competencias de los estudiantes, el TAP opera excluyentemente sobre tres variables pertinentes al estadio del alumno: a) proyecto; b) materialidad; c) comunicación, evaluando cada una de estas dimensiones en el contexto de una propuesta en la que se formula un problema que el alumno debe resolver en un tiempo acotado (una semana, 30 hs., 6 hs./día), que en la práctica es aún menos, si tenemos en cuenta que la primera jornada se dedica a la presentación del problema, reconocimiento del sitio de intervención, y conferencias en las que se exponen casos relevantes y pertinentes, y la jornada del viernes para la muestra, evaluación, y devolución.
En este sentido, e independientemente del resultado, el trabajo de los alumnos es destacable por la intensidad del mismo, por el esfuerzo que significa, para alumnos de Análisis Proyectual II, habituados a disponer de tiempos más laxos, a dar una respuesta en un tiempo tan acotado, sin asistencia docente, y en un ambiente diferente.
Las coordinadoras del taller, Arqs. Ana Piaggio y María Virginia Theilig, desarrollaron el programa de trabajo y llevaron adelante el taller. La propuesta efectuada a los alumnos se estructuró poniendo en evidencia el conflicto que, en el acceso al CUR, significa la convergencia de n líneas de transporte público, la carencia de espacio y de equipamiento para estos, y el peligro consecuente de los entrecruzamientos de las circulaciones de peatones, bicicletas, automóviles, y transporte público. Surge como primer dato la naturalización del fenómeno por parte del usuario, el propio estudiante que utiliza ese acceso diariamente sin advertir la anomalía.
Fotografía de N. Kronemberger, TFA I, 2014
Se propone en consecuencia una reestructuración del área, interviniendo puntualmente en la generación de un nuevo acceso peatonal, vinculado con el transporte público, disponiendo del espacio verde existente sobre la calle Berutti, en el segmento que va de la calle Riobamba hasta el edificio del reactor nuclear. El reconocimiento del sitio se efectúa inmediatamente, y es allí donde aparece el segundo dato, el del desconocimiento del propio espacio por el que transitamos a diario, derivado de una débil percepción o una falta de entrenamiento en la observación de fenómenos que son propios de la arquitectura. Luego de ese reconocimiento, que es perceptual, dado que toda la información se entrega a los alumnos en los formatos adecuados para que puedan operar directamente sobre la misma, mediante una serie de conferencias se exponen conceptos y/o casos relevantes y pertinentes. En esta edición, el Dr. Arq. Gustavo Carabajal expuso el concepto de amparo, explicándolo a partir de la obra de Paulo Méndez da Rocha. Luego, Mariano Baima, de Arquitectos en Tránsito, expuso el proceso de proyecto y de construcción de la terminal de ómnibus de Piemonte, provincia de Santa Fe, donde pudo observarse la perspectiva con que debe trabajar un arquitecto en el ámbito público, y un contrapunto con los ejemplos citados por Carabajal, de Méndez da Rocha. Es evidente en los resultados, que los ejemplos influyeron en las respuestas, demostrando que la sinergia entre el análisis y el proyecto es la que conduce a una solución proyectual correcta.
Paulo Méndez da Rocha. Plaza del Patriarca, Sao Paulo
Terminal de ómnibus de Piemonte. Arquitectos en Tránsito. Fotografía de Javier Rojas
Finalmente, el día viernes 7, un tribunal externo, conformado por los profesores Arqs. Juan Andrés Villalba, Nicolás Campodónico, Luís Lleonart, y Claudio Pereyra, tomaron contacto con la producción y la evaluaron. De la evaluación que efectuaron, resultó aprobado el trabajo de 24 de 35 alumnos, que representan el 68,57% de los que concluyeron el taller.
Los evaluadores señalaron como déficit más significativo, en los trabajos que no alcanzaron el nivel de aprobación, la falta de definición en la materialización de las soluciones, además de otros aspectos relacionados con las ideas y su comunicación. Las ediciones precedentes del TAP, con diferentes tribunales evaluadores en cada caso, y con problemas de similar nivel de complejidad, dieron resultados análogos en cuanto a la detección de déficits como en proporción de aprobación y promedio de calificación: el promedio de los TAP MMXIII y MMXIV se ubicó en torno a 7,83; en tanto el promedio del TAP MMXV fue 7,58. Y en todos los casos, el porcentaje de aprobación se ubicó en torno al 70%.
El 100% de los alumnos, por su parte, evaluaron la experiencia como positiva, destacando que era la primera vez que abordaban la resolución de problemas en un tiempo tan acotado, habituados a disponer de mucho tiempo, o la integración con alumnos de los otros talleres de la facultad, dado que el formato de taller, aun sin asistencia docente, estimuló la discusión grupal y la circulación de información. Todos coincidieron que recomendarían la experiencia a sus compañeros, en tanto una alumna declaró haber participado por recomendación de otro alumno, que había participado del TAP MMXIV, y no lo había aprobado.
Propuesta de los alumnos Mariana Aloe y Facundo Cañete Ramoa
El TAP es un corte a mitad de camino, cuando promedia el cursado del tercer año de la carrera. El otro espacio de autoevaluación, que evidentemente no se asume como tal, sino como un espacio de competencia, es el Premio Aroztegui. La muestra es una oportunidad de evaluar si los déficits detectados en tercer año son coyunturales o estructurales a la formación de grado, y fundamentalmente, porque la secuencia ininterrumpida de este premio permite evaluar sincrónicamente, viéndonos a nosotros mismos reflejados en la producción de la escuela.
Arq. Sergio Bertozzi | Agosto 2015
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