Articulación:
CURDIUR (Centro Universitario Rosario de Estudios Urbanos y Regionales, UNR-CONICET)
En las últimas décadas nuestro país ha ratificado y suscrito los principales tratados internacionales en materia de ambiente, cambio climático y desarrollo sostenible. Entre ellos se encuentran el Protocolo de Kioto (1997), el Convenio de Rotterdam (2004), el Convenio de Estocolmo (2005), el Protocolo de Nagoya (2010), el Acuerdo de París (2016), el Convenio de Minamata (2017) y el Acuerdo de Escazú (2018). La sostenibilidad en el desarrollo urbano, de acuerdo con las políticas que se impulsan desde organismos internacionales, en particular desde Naciones Unidas, supone el logro de la plena realización de los derechos de la población, entre ellos el acceso a la vivienda, al agua potable y saneamiento, la salud, la educación, el empleo, la infraestructura resiliente, la movilidad y un ambiente sano, apto para el desarrollo humano en armonía y respeto con la naturaleza que se habita e integra.
Se entiende que una ciudad sostenible es aquella que consigue disminuir el impacto ambiental de sus actividades y que promueve modalidades de consumo y producción sostenibles, el uso de energías renovables, una adecuada gestión de los residuos y la preservación de los ecosistemas y los recursos naturales, teniendo en cuenta sus propias condiciones territoriales, geográficas, sociales, económicas y culturales. Diversos organismos internacionales como la ONU (Organización de Naciones Unidas), el BM (Banco Mundial) o el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) reconocen cada vez más la importancia de las ciudades medianas y pequeñas en el proceso de urbanización y en el desarrollo sostenible a nivel regional: En el 2011, el BID pone en marcha la Iniciativa Ciudades Emergentes y Sostenibles (ICES), con el fin de abordar los desafíos que deben enfrentar las áreas urbanas emergentes o de escala intermedia de América Latina. ICES se presenta como una herramienta de análisis y diagnóstico rápido, a partir del cual ofrece una solución multidisciplinaria para planificar el futuro de las localidades de manera sostenible, priorizando a sus habitantes y al ambiente.
En el 2016, a partir de la conferencia Hábitat III sobre vivienda y desarrollo urbano sostenible, llevada adelante por Naciones Unidas en Quito, se da a conocer, particularmente a los gobiernos locales, “La Nueva Agenda Urbana”. Consiste en una guía para el desarrollo de políticas y acciones urbanas sostenibles. Funciona como un acelerador de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en particular el ODS 11: Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
Estos instrumentos se constituyen en una plataforma de apoyo al proceso de planificación local, trabajan el desarrollo urbano desde el enfoque de la sostenibilidad, en pos de garantizar, a través de una adecuada gestión de gobierno, servicios públicos de calidad, seguridad para los habitantes, protección del ambiente y capacidad de adaptación al cambio climático. Tanto es así que, en agosto de 2021, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación presenta la “Guía de Ciudades Sostenibles”, que explicita el modo de desarrollar la metodología ICES en el país. Disponer de estos instrumentos de planificación, de formulación internacional y alcance local, da lugar a trabajar con un horizonte sobre el cual los gobiernos locales, provinciales y nacionales avanzan (deberían avanzar) juntos, como “socios” en una visión integral del desarrollo urbano. En esta perspectiva es que la Diplomatura pretende traducir estas ideas respecto del desarrollo urbano en propuestas concretas de intervención en nuestras localidades, particularmente las localidades intermedias, de porte medio y pequeño.